El cielo de Marte, conocido como el «Planeta Rojo» por su superficie rica en óxido de hierro, exhibe una paleta de colores que varía según las condiciones atmosféricas y la posición del Sol. Durante el día, el cielo marciano suele presentar tonalidades que van desde el amarillo hasta el marrón amarillento oscuro, debido a la dispersión de la luz solar por el polvo en suspensión en su atmósfera.
Al amanecer y al atardecer, el cielo de Marte ofrece un espectáculo cromático inverso al de la Tierra. Mientras que en nuestro planeta los atardeceres se tiñen de tonos rojizos, en Marte, los atardeceres adquieren un matiz azulado. Este fenómeno se debe a que las partículas de polvo en la atmósfera marciana dispersan la luz solar de manera diferente, permitiendo que los colores azules sean más prominentes cerca del Sol durante el ocaso.
Además, se han observado fenómenos donde el cielo marciano resplandece con un intenso color verde, similar a las auroras boreales terrestres, aunque con causas distintas. Este brillo verde ocurre cuando los átomos de oxígeno en la atmósfera se recombinan, emitiendo luz en el espectro visible.
En resumen, el cielo de Marte no es exclusivamente rojo ni azul; su color varía desde tonos amarillentos y marrones durante el día, hasta azules en los atardeceres, e incluso verdes bajo ciertas condiciones atmosféricas. Esta diversidad cromática se debe a la composición de su atmósfera y a la interacción de la luz solar con las partículas de polvo en suspensión.