En efecto, la imagen de arriba es 100% real. Es de esperar y de imaginar… pero nó, no fué ningún capricho genético lo que causó esto. La Madre Naturaleza no tuvo nada que ver con esto. La causa, como casi siempre en estos tiempos, fué el ser humano
¿La causa? La comida chatarra
Todo sucedió en el 2012, cuando unos apicultores franceses observaron algo de verdad extraño en su miel, el color no estaba bien. En vez del clásico color translúcido y amarillento de la miel, los apicultores se encontraron con un brebaje azul-gris que no parecía miel.
Finalmente, se descubrió que las abejas se habían dado un festín con las conchas de colores de M & M. Pues resulta que, a sólo 2,5 millas (4 kilómetros) de distancia de las colmenas, había una planta de biogás que estaba procesando los desechos de la producción de M & Ms. Después del descubrimiento del problema, se hicieron correctivos en cuanto a limpieza y cubrieron además todos los recipientes de los residuos M & M que estaban expuestos al aire libre.
Entonces, no fué miel.
También vale decir que aquella cosecha no fué miel de abejas, técnicamente hablando. Con el fin de producir la miel, las abejas recogen el néctar de las flores. Y puesto que los brebajes de M & M vinieron de fuentes no florales, en realidad no eran miel. Debido a que el color miel no cumplía con las normas de Francia de la producción de miel (ya que no se obtuvo a partir del néctar de las plantas), y por lo que no se podía vender.
Si bien esto puede parecer poco más que un dato interesante, o en el peor, un pequeño problema que fue resuelto rápidamente, es terriblemente relevante. En última instancia, esta historia muestra cómo la industria humana está alterando y afectando casi todas las facetas de nuestro mundo. No es sólo el aire, el agua y el ozono que tenemos que preocuparnos, es que hemos tocado casi todo.
Ahora, eso no quiere decir que nos encontramos ante una segura e inevitable destrucción. Muchas veces actuamos sin conocer las consecuencias y nos tomamos atajos con el fin de facilitar las cosas. Pero la buena noticia es que sí podemos detenernos a tiempo y pensar… «por un momento piensa eh», eso puede hacer toda la diferencia.